martes, 12 de mayo de 2009

Desde Valencia: Queriendo creer

Bueno pues, ya llegó el día.

Estamos, cómo no, en Valencia. Algunos de nosotros con entradas, otros sin ellas. Todos, con la certeza de estar viviendo algo único.

Hemos estado en "Athletic hiria", hemos saboreado un ambiente extraordinario, hemos degustado talo con chorizo -que, llegados desde Bruselas al Turia, sabía aún más exquisito- entre miles de personas sonrientes luciendo sus camisetas rojiblancas.

Todos coincidíamos en algo: sólo el Athletic es capaz de aglutinar a tanta gente tan lejos de su tierra -son legión los que, sabiendo que no entrarán en el Estadio, se han metido 6 horas de carretera, pero no hay que olvidar que mañana llegarán los componentes de las peñas de México, Venezuela, Cuba, Miami...- con tanto entusiasmo y tanta hambre de triunfo.

Es inevitable preguntarse porqué, inexplicablemente, esto se nos ha negado durante 25 años. Y es que es difícil de explicar porqué el Athletic, que ha tenido jugadores muy decentes desde el 85, que he formado equipos muy competitivos, que ha hecho campañas de juego más que aceptable -con sobresalientes clasificaciones ligueras- ha tardado tanto en volver a una cita con la historia, a oler de cerca un título.

Y esta tardanza se vuelve aún más inexplicable cuando se piensa que equipos como -con todos mis respetos- el Getafe, el Recre, el Betis, Osasuna, Zaragoza (en varias ocasiones) han llegado a saborear las mieles de esto que estamos viviendo hoy, que hemos vivido esta tarde, que viviremos -y vaya que sí lo viviremos- durante el día de mañana.

25 años son demasiados, aunque precisamente sea el hambre acumulada la que haga más especial la ocasión. Hoy somos felices, pero es inevitable preguntarse porqué no estamos, porqué no hemos estado, en esta situación más a menudo.

Sin embargo, y aún disfrutando de este momento a tope, ha habido un momento esta noche en Athletic Hiria en que me he sentido arrugado: Un amigo ha puesto en marcha una cámara de video y nos ha ido preguntando, uno a uno, cuál era nuestro pronóstico para el partido de mañana -ya hoy- y he sido el único que he respondido "creo que vamos a palmar".

Por supuesto que no me apuntaba a las lógicas fanfarronadas -que las ha habido- de "al Barça le ganamos seguro". El rival impone respeto, eso lo sabemos todos, aunque sin Iniesta no sean los mismos. Pero eso no excusa mi deserción anticipada. Ha habido un momento en el que he decidido perderme, pasear sólo entre la multitud exultante. Y me he reprochado mi pronóstico, planteándome si mi "realismo" no sería más bien no sería una protección para no desilusionarme mañana.

Y he llegado a la siguiente conclusión: ya me vale. Ponerse la venda antes de sufrir la herida es como no querer comer para luego no tener que cagar. Aunque pique, aunque haga daño, he decidido que el escozor -desagradable, amargo- me va a resultar más benigno que un fatalismo anticipado que sólo me va a proporcionar el dudoso placer de "tener razón".

Así que me he decidido a creer, a ilusionarme, a esperar algo extraordinario. Germán, vamos a ganar la Copa.

1 comentario:

  1. Casi se me saltan las lagrimas. Hoy lo que nos va a llevar al campo es la ilusion. Lo que tenga que ser será.

    Aupa Athletic!!

    German

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