domingo, 27 de febrero de 2011

Lo de David Navarro

Derrota medio-merecida hoy ante un rival que nos ha superado desde el pragmatismo. El Valencia ha sido más equipo hoy, en general, aunque de haber mordido más en la primera parte, otro gallo nos hubiera cantado. Y de Muñiz -oh milagro- ninguna queja, salvo que se comió un penalty en contra (que no es queja, con todo lo que nos ha quitado este engominado personaje, tampoco voy a poner un grito en el cielo por algo en que no nos haya perjudicado). Pero demuestra que este tío es simplemente muy malo.

A lo que voy: la pantomima escandalosa de David Navarro. Impresionante. Le abre la cabeza a Llorente (hasta ahí, vale, lances del juego, entras duro, te llevas una tarjeta amarilla o más bien bermellón, y listos, todo el mundo lo hace de vez en cuando, hay muchos equipos que se quedan con 10 merecidamente, incluídos nosotros de vez en cuando). Lo de tirarse... en fin, estirando un poco también lo admito, por aquello de evitarte la tarjeta (hay pocos colegiados que amonesten a un moribundo, aunque a veces deberían hacerlo).

Pero lo de estar en el suelo 5 minutos (¡Llorente se levantó antes que él, por Dios!), hacer que te saquen en camilla y reincorporarte con la frente dolorida (aún se llevaba la mano a la sien, el muy sinvergüenza) es de juzgado de guardia. No sé lo que hará Emery, pero un entrenador que tenga en cuenta su prestigio personal, su imagen a largo plazo como defensor del juego (no digo ya del juego limpio, sino del JUEGO, y no del sainete barato) debería sancionar al jugador una vez visto el video de lo que ha pasado. Y publicitarlo, para que se vea que el tramposo acaba pagando. Que proclame en voz alta "estos fantoches a mí no me van, aunque vistan mi camiseta".
Y lo peor es que al jugador -a corto plazo, claro está- le ha salido bien la treta (probablemente sólo con un árbitro tan malo te salgan bien esas cosas): ni amarilla.

Algo para grabar y mostrar en la escuelas. Unai, esperamos tu reacción. Y que no quepa duda de que en caso de haberlo hecho un jugador del Athletic pediría lo mismo. Estas cosas, simplemente, no pueden ser.