Para l@s componentes de esta peña, el 1-7 que el Athletic le endosó al Standard de Lieja representa -con nuestros máximos respetos al Club Belga- la máxima expresión de lo que aspiramos como seguidores rojiblancos.
Aquella helada noche de diciembre del 2004, los leones no sólo ganaron, pasaron ronda europea y dieron un zarpazo de autoridad para imponer respeto en todo el continente.
Para nosotr@s hicieron más que eso: consiguieron recompensarnos por los cientos de tardes ante el televisor o la radio, por lo difícil que es siempre explicar en el extranjero porqué no somos del Madrid o del Barça, por la morriña inevitable que sentimos cada vez que vemos imágenes de San Mamés...
Aquel partido simboliza lo que queremos del Athletic: un ambiente excepcional -con miles de hinchas rojiblancos en las gradas-, un esfuerzo de los jugadores para regalar una alegría a la afición... y una tarde para recordar cuando vienen mal dadas (que vinieron después, y vaya que si vinieron).
Porque, resultados aparte, al fin y al cabo se trata de eso: de que gane o pierda, nuestro Club nos llene de orgullo. Y aquel 1-7 lo consiguió.
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